Son las pequeñas (o grandes) satisfacciones que te llevas de vez en cuando en este trabajo (y que equilibran los sinsabores que por otra parte también acumulas).
Es muy bonito que en nuestra profesión puedas ir haciendo cosillas nuevas, técnicas actuales, ir evolucionando al compás de los tiempos que corren. Por eso no entiendo la filosofía de algunos compañer@s refractari@s a incorporar a su práctica diaria las mínimas-mínimas actualizaciones de tratamientos, por miedo a que eso aumente el número de pacientes a los que tratar. Con esa filosofía, te quedas más obsoleto que un mejillón. Y que aburrido, siempre lo mismo... la cataratita y poco más...