Luego vino el cóctel, animado por el Sevilla-Betis de fondo (que horror). Aprovecho para dar una llamada de atención a quienquiera que sea el encargado de organizar estos cócteles: Estamos hasta las P. de "vasito de gazpacho de frambuesa sobre fondo de fuá de pato filipino" o "camaroncito caramelizado a la esencia del vinagre de Módena". Lo que tenéis que poner son buenas fuentes de jamón de pata negra y otras tanta de queso añejo. Así os aseguráis el éxito, no os quepa duda.
Al día siguiente fuimos a Doñana, guiados por Jacinto, que nos llevó a sitios chulos donde ver la avifauna del lugar. El campo está precioso, después de todo lo que ha llovido.
Ya sabéis que como Jacinto está empollado en pollos (¿valga la redundancia?), una excursión de este tipo con él se disfruta enormemente. Puso el listón muy alto ("Vamos a ver por lo menos 50 especies de bichos diferentes") pero nos quedamos en 41. No está mal. Bueno en realidad sí que llegamos a 50, porque hoy, limpiando el coche, he retirado del parabrisas y radiador por o menos 20 clases diferentes de mosquitos, moscas, abejas y abejorros, que también son criaturas del Señor. De todo lo que vimos, lo que más me gustó fueron los abejarucos (nunca los había visto antes, y los había a cientos), pero Jacinto le hizo grandes alharacas al avistamiento de una pareja de fochas cornudas, que por lo visto son muy raras de ver.
Y para terminar, el almuerzo en un restaurante marismeño, de la comida local: ¡Pero que cosa más buena! Cangrejitos de rio, arroz con angulas, garbanzos con espinacas...¡Estaba todo de muerte!
Total, que lo pazemo mu requetebién. Menos mal que tenemos estas alegrías de vez en cuando enmedio de tanta crisis y tanto mal rato que nos estamos llevando ultimamente.