Cuando un residente tiene que tomar una decisión y la consulta con un adjunto, puede suceder que la decisión que el residente piensa que es la más adecuada no coincida con la que le indica el adjunto. En ese caso, lo mejor que puede hacer el residente es:
a/ Se lo estudia o revisa y obra en consecuencia.
b/ Lo consulta con otro adjunto que sea de su confianza.
Digo esto porque se tiene la falsa sensación de que "Como lo ha dicho el adjunto....". Lo ha dicho el adjunto, pero el que firma y pone el tratamiento eres tú. Y por tanto el tortazo (si lo hubiese) te va a ir a ti.
Y dicho esto, os voy a contar uno de estos cuentecillos ficticios...
Érase una vez un Servicio de Oftalmología donde se daban unas sesiones clínicas estupendas. Tal era así que los facultativos de este Servicio estaban muy actualizados y disfrutaban de una formación continuada de gran calidad. Pero siempre había excepciones. En este Servicio algún que otro adjunto, como era muy listo y tenía una formación extraordinaria, pues no iba a las sesiones. Y claro, no se enteró, por ejemplo, de que el tratamiento de determinada enfermedad que llamaremos "E" (E de España, E de Estonia, E de Endoftalmitis), pues que hace 10 años más o menos que no se trata con antibióticos intravenosos, sino con quinolonas orales. Ya sabéis por qué: los estudios, los ensayos, las concentraciones mínimas inhibitorias, la barrera hematorretiniana... no os voy a cansar, porque vosotros SÍ vais a las sesiones y conocéis el tema. Pues imaginad (sólo imaginad, ya os digo que es una historia ficticia), que entra un paciente con la enfermedad "E", y el resi (que se sabe perfectamente el tratamiento correcto) llama al adjunto localizado (sí, ese tan listo que no va a las sesiones) y le dice que nó, de quinolonas nada, que antibióticos IV, "porque en su experiencia" los antibióticos IV van mejor que las quinolonas orales. Y el residente prescribe los antibióticos IV.
Si el asunto trajera cola ¿A quien pensáis que se la van a pedir responsabilidades?