Mientras estaba fuera, han sucedido cosillas que merecen la pena ser comentadas. Una de ellas es lo de la prohibición de los toros en Cataluña. Hay que ver la que se ha liado. ¡Pero si se prohibieron en Canarias en el 93 y nadie dijo nada...! ¿Eso era también antiespañolismo?. Por si no sabéis lo que son las Islas Canarias, son un grupo de islas españolas en las cuales sólo hay una plaza de toros, la de Tenerife, y en las que la afición a los toros es tan escasa, que desde el año 1989 no se celebraba ahí ninguna corrida. Vamos, que había una mijilla de menos tradición que en la Monumental de Barcelona, por poner un ejemplo. Por otra parte estas Islas Canarias se adelantaron a todos prohibiendo el cruel espectáculo del sufrimiento del toro, pero se les quedó una cosilla en el tintero a estos ecologistas de pacotilla: prohibir también las peleas de gallos, totalmente legales en Canarias (y con gran número de seguidores...como los toros en la península, más o menos) y que está prohibida en el resto de España por su crueldad. Es un deporte (¿?) muy bonito: encierras dos gallos de pelea en un recinto (como una plaza de toros, pero chiquitita) y los azuzas para que se peleen, hasta que uno de ellos hace papilla al otro. Es así: la pelea termina cuando un gallo mata al otro. Hay peleas light, sin muerte, que son las que sacan en los documentales los defensores de las peleas de gallos, pero el 99% de las que se celebran son a muerte, termina cuando un pollo se ha cargado al otro a base de picotazos y espolonazos. Igual no sufren, los animalillos, porque como van drogados... es que les dan toda clase de porquerías, anfetaminas, cocaína, cafeína, para estimularles la mala leche y que sean más agresivos.
Pero no se puede comparar, hombre. Un toro es mucho más grande y más bonito que un gallo. Este tipo de cosas en un gallo no se puede decir que constituya crueldad...