Ha sido un parte muy interesante, de casos difíciles... Da gusto ver operar a los residentes tan bien, es muy satisfactorio por la parte que nos toca, por lo poquito que hayamos podido contribuir a esa formación.
Uno de los casos era un autotransplate de mucosa conjuntival en un pterigium, usando Tissucol. De libro. Es una pena que no haya caído en grabarlo, paro colgarlo en la videoteca de cirugías. El único fallo que ha cometido ha sido que mientras separaba la cabeza del pterigium con el envés del filo del bisturí le dije "Tío, que haces, eso por ahí no corta" Y me contestó "Ya. Es para hacer disección roma". Mal. Muy mal. Ya debería conocer mi finíiiiiisimo sentido del humor...
Pero a lo que iba. Otra cirugía ha sido de una catarata blanca, hinchona. La típica que al primer picotazo te hace una bandera argentina. Lo ha operado magistralmente, su pelotazo de viscoelástico, su puntacito mínimo a la cápsula, retirada de material lechoso con el Rycroft... Estoy seguro de que en muchos otros sitios y con muchos otros cirujanos, un caso así termina como el rosario de la Aurora.
Bueno, pues por determinadas circunstancias que no vienen al caso, he ido yo a informar a la paciente, y no os podéis ni imaginar la bulla que me ha montado. Decía que no había derecho, que eran las tres de la tarde, y que llevaba desde las 8 levantada, que vaya tanto tardar para marcharse a su casa DESPUÉS DE UNA COSA TAN SENCILLA COMO ERA UNA OPERACIÓN DE CATARATAS.
Cuando yo empecé la residencia, y hasta bastantes años después (hasta hace unos 20 años o así), los pacientes que se operaban de cataratas estaban una semana ingresados. En las curas, al quitarles el apósito, era frecuente que besaran las manos del cirujano (cosa que a mí me ponía tremendamente violento). Y ahora nos encontramos esto, lo que os acabo de contar.
Mientras más depurada está una técnica y menos molestias genera para el paciente, más ingratos y desagradables se vuelven algunos. Menos mal que la mayoría de la gente tiene un comportamiento normal. Pero siempre queda el mal sabor de boca de algunos de trato poco agradable.