Pero el caso es que yo hago más o menos lo mismo: recojo a mi mujer a las 3, y entre unas cosas y otras hemos terminado de almorzar a las 4. Pequeña siesta de media hora con la ayuda somnifera de los animalitos o de "Amar en Tiempos Revueltos", luego cafelito + prensa + emails. A las 5.30 empiezo con lo relacionado con el trabajo: leo revistas médicas, preparo alguna cosa que tenga pendiente de sesiones o charlas o lo que sea, consulto algunas dudas que he ido apuntando por la mañana. Así hasta las 7.30 o las 8. A partir de ahí ya me dedico a temas más lúdicos: hago media hora de ejercicio (por imperativo legal), toco la guitarra, le enseño palabrotas al loro, juego el original rol de aviador psicópata que bombardea sus propias posiciones en la XBOX... A las 9.30 cena + película. A las 11 hago dos o tres veces el amor con mi mujer y las 12 leo un poco, hasta que me entra el sueño. Si os dais cuenta, son unas dos horas diarias de trabajo oftalmológico "extra" desde hace años y años y años... Esto es así de tal manera que el día que por h o por b no dedico este tiempo al estudio, me siento mal, me siento culpable. A este sentimiento de culpabilidad se une otro de signo contrario: la sensación de culpabilidad acerca del tiempo "desperdiciado" en estudiar, que podría estar dedicando a la familia, a leer, a pasear, a disfrutar de la vida. Todo este rollo viene a cuento de lo próximo que se nos viene encima: el aumento semanal de 2.5 horas de trabajo. Si esto es así y tenemos por obligación que ir a trabajar una tarde a la semana o dos sábados al mes o como sea la fromula que articulen, os puedo asegurar una cosa: no vuelvo a coger un libro por las tardes, ni a preparar una sesión ni a a hacer nada-nada relacionado con el trabajo fuera del horario de 8 a 3. Ya tuve una crisis de fe muy gorda cuando me operé, y días antes de la cirugía pensaba "Hay que ver. Que forma de hacer el gilipollas... tantas horas estudiando y leyendo revistas médicas... tiempo que podría haber estado de dolce far niente". Pero nada. Volví a las andadas. Ahora no. Si me aobligan a trabajar más horas, la ramita, ya muy doblada, va a hacer ¡crack!. Vendré los sábados, pero el resto de la semana, por las tardes no pienso dar NI GOLPE.